miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ahora que no estás

Hola Pablo.
Hace unos días había un sol casi de primavera, pero no pude disfrutarlo.
Bastaron cuatro minutos para arrebatarte todas las primaveras de tu futuro.
Ahora que no estás, no me entusiasma la idea de que todo vuelva a florecer.  París ya no es un destino soñado y Air France es l'Air de la Mort
No puedo ver un avión en el cielo sin estremecerme.
Sin pensar que puede estallar en el aire.
¿Dónde llegaste en ese último viaje? Ya se que nadie volvió para contarlo, pero no encuentro consuelo.
Hay días que manejo por la Panamericana a los gritos. Es el único lugar donde puedo llorar y gritar sin que nadie piense que estoy loca, porque allí nadie ve nada más que el momento de llegar a algún lugar.
Porqué lloro? Por que nadie me da respuestas. Por que lo único que hay es un silencio de muerte. Por que no se si tu cuerpo se desintegró en el aire o está en el fondo del mar. Por que Air France sigue haciendo publicidad de sus vuelos como si nada hubiera ocurrido. El silencio es cómplice de las compañías. Bueno para los negocios. Yo no quiero que te mate el olvido. Tu vida era demasiado valiosa para quedar suspendida entre paréntesis de tiempo.
¿Estás en un paraíso cristiano o en "el lugar de la verdad"?, como llaman los judíos a la dimensión desconocida de la muerte. Durante 39 años viviste una vida de bien, sería lógico que ahora disfrutes de una eternidad sin sobresaltos donde navegar viento en popa cuando te venga en ganas.
Cuando era chica escuchaba por Radio Nacional el pronóstico de tablas de mareas del Río de la Plata... "altura de la tabla de mareas interior intermedia hasta el codillo" . ¿Te das cuenta lo que uno tiene en la cabeza?
El otro día, celosa de algunas tontas complicidades machistas que tenías con tu papá, me enojé con vos frente al retrato donde estás con Ana Carolina (enojarse es mejor que nada). Tu enamorada, que hubiera cumplido 29 años el 3 de septiembre me guiñó un ojo para que recuerde que una madre todo lo perdona. Todo Pablo.
Siempre recuerdo la frase que ponías en tus emails: vitam impedere verum. Arriesgar la vida por la verdad.
Es una frase demasiado grande para mi. Mi única verdad fue llevarte en mi panza y traerte vivo a este mundo. Y mi única verdad ahora es que te llevo vivo en mi corazón. Un lugar de donde nadie podrá arrancarte nunca. Ahora que no estás.
El corazón lo hizo Lunita